El otro día, una amiga a la que quiero mucho me pidió que la apoyara comprando boletos para una rifa, que según entendí, era para beneficiar a la administración del templo al que su mamá asiste. La verdad es que rara vez le niego un favor, pero en esta ocasión le dije "no puedo apoyarte, va contra mis principios". Su respuesta fue "¿qué todo lo que haces tiene qué ver con tus principios?". Entonces mi mente se echó a volar y reflexioné lo siguiente.
Primero está el asumirnos como individuos, tomando como raíz el hecho de que somos efectivamente diferentes al resto, un poco mejores en algunas cosas y un poco peores en otras. Esta premisa nos permite entonces comprender que la familia, los amigos, la pareja, los compañeros de trabajo, son accesorios del individuo (no es un "del" de pertenencia o dependencia, sino de relación). Es decir, la relación con ellos nos permite "acceder" a ciertas vivencias, que de igual manera, pueden ser más o menos positivas.
Completando este primer paso de asumirnos como individuo único, lo que sigue es conocer y entender nuestros principios. Por supuesto que la familia, los amigos, la o las parejas que tenemos o hemos tenido, influyen o pueden influir en alguna medida con nuestros principios, pero al ellos tener o haber tenido diferentes familias,
amigos, parejas y vivencias que nosotros, no deben de ninguna manera pretender imponernos sus principios.
No deben, pero el principal mensaje que quiero transmitir es que no pueden, si ya conseguimos asumirnos como individuos. (Repitan conmigo), el único ente capaz de modificar directamente mis principios, soy yo.
Los principios son, entonces, el código que regula nuestro comportamiento individual, cumplirlo significa congruencia, el castigo de incumplirlo puede ser por un lado el reflejo de que no nos asumimos como individuos o bien la frustración (generalmente inconciente) de ser domados o coercionados por una ideología que no es la propia. Ser incongruentes es, entonces, el verdadero significado de la palabra "ceder". (Desde hace rato traigo la tarea de hacer todo un post aparte respecto a ceder).
Esto nos da de entrada algunas lecciones, la primera es que la tolerancia entonces significa entender esto, es decir, si todos comprendiéramos que somos primero individuos con diferentes principios de igual valor, la tolerancia sería un mecanismo automático de respuesta.
La siguiente lección, es que las discusiones no deben ser respecto a metas o hábitos, sino respecto a principios. La pregunta fundamental no es "¿por qué (o para qué) haces esto?" sino, "¿qué principios incompatibles tenemos?" o "¿cuál es la causa de tu o de mi o de nuestra incongruencia?".
Esto a su vez, nos lleva a percatarnos de que un acto malo sólo puede ser incongruente. Explico, si:
1. somos un individuo (y así nos asumimos),
2. hacemos concientes nuestros principios que comprendemos (y nos parecen correctos), y
3. somos congruentes;
nuestros actos no pueden llevar mala intención, sí es posible que hagan daño porque no significa que los principios de un individuo sean los principios más adecuados para la comunidad que lo rodea, si hay un alto o visible costo de estos principios para la comunidad, ésta puede por supuesto elegir destruir, limitar o deportar al individuo. Pero en realidad no lo destruye, limita o deporta por malo, sino por inconveniente.
La "bondad" y la "maldad" pueden ser regidos a nivel social por principios morales, idealmente por principios puramente éticos, esto hace que un individuo deba enfrentar sus propios principios a los que en ese momento regulan a su comunidad, para verificar si son compatibles, si no lo son sus opciones son o cambiarse a una comunidad donde sí lo sean, o construir una serie de discusiones que lo lleven a modificar los principios de su comunidad (la tercer opción es vivir congruente con sus ideas mientras así se lo permita su comunidad -desalineado - y la cuarta es ser incongruente).
Esto significa que la congruencia debe ser el principal valor del individuo, y la alineación de los individuos hacia los principios (cambiantes, por su carga de moralidad) de la comunidad, debe ser el principal valor de un Estado.
Compatibilidad no significa igualdad, no digo por ejemplo que para que una relación funcione tienen que tener exactamente los mismos principios, simplemente que no sean contradictorios (y en caso de ser así aún es posible llegar a acuerdos a través de discusiones constructivas para evaluar estos principios y modificarlos
unilateral o bilateralmente). Que conste.
Hay una idea que desde hace mucho ronda a las personas que relaciona la individualidad con el egoísmo, yo estoy en desacuerdo, porque éstos dos términos tienen una diferencia fundamental: el egoísmo promueve la intolerancia. El egoísmo califica como superiores mis principios respecto a los del otro, es decir, sin ninguna discusión que nos lleve a la comprensión de los principios de otro, asumimos que es prioritario nuestro punto de vista, nuestra toma de decisiones o nuestra propia comodidad. Si te aseguras de comprender el principio del otro, y con total apertura sigues pensando que tienes la razón, entonces optar por ti ya no es egoísta, ya es una decisión informada y tolerante. Asumir "a priori" que tu principio es más adecuado, esa es la definición de intolerancia; asumir que es más importante es la definición de egoísmo.
Por todo esto, ideas como "ser para los demás", "convertirte en uno con tu pareja", "cargar con el honor de la familia", "manchar un apellido", "traicionar a la patria", "cometer un pecado"; son ya conceptos completamente absurdos para mi.
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