mi subconciente ecléctico

jueves, diciembre 14, 2006

Hace algunos días me preguntó una amiga cuál fue el primer libro que leí, con la intención de que le recomendara alguno adecuado para inducir la lectura en sus sobrinos; esto me hizo reflexionar respecto a la influencia que tuvo la lectura en mi vida. Comencé a recordar entonces que fue Around the World in Eighty Days el primer libro que leí, a los 6 años, quedé tan fascinado que me puse a buscar libros en mi casa y el siguiente que encontré fue "Fray Escoba", que me parece era la biografía de San Martín de Porres. No encontré nunca otro libro en esa casa, que era de mi abuelo. Mi necesidad de lectura se vio de esta manera frenada y entonces comencé a leer comics, de G.I. Joe particularmente, que fue una fascinación para mi, las historias eran bastante creativas, pero lo que realmente me cautivaba eran las referencias a momentos históricos reales, a la Guerra de Vietnam por ejemplo, o el que mencionaran los modelos de las armas, ahora me doy cuenta que era mi necesidad por obtener conocimiento real y que me generó por mucho tiempo un apasionamiento por lo militar. Si nos detenemos en este punto fácilmente podemos analizar que mi formación intelectual pudo depender mucho de mi familia, que si en vez, o además de, acercarme comics hubiera tenido la visión de acercarme más libros de Julio Verne, mi interés hacia la ciencia se hubiera visto más desarrollado que hacia lo militar. Actualmente la guerra me parece algo absurdo y atroz, pero las raíces de mi infancia me siguen haciendo disfrutar mucho la estética de las armas por ejemplo, o las películas de guerra. Yo creo que pasaron años hasta leer mi siguiente libro, debió ser a los 9 cuando me encontré, ya en la casa de mi padrastro, un libro que se llama "¿Cómo proteger su dinero?", honestamente ni recuerdo el autor, pero como se imaginarán ahora mi apasionamiento fue hacia las finanzas, a los 9 años yo ya sabía el significado del efecto de Espiral Inflacionaria, qué es el PIB y cómo funciona la Bolsa de Valores. Durante mucho tiempo estuve interesado en todo lo financiero por ese libro, ahora me percato que fue determinante para que 8 años después optara por estudiar Contabilidad Pública (de la cual por cierto deserté). Como a los 10 años entré finalmente a una escuela donde sí se preocupaban por la lectura, he leído a partir de entonces decenas de libros, que ahora me hacen interesarme en temas como la Filosofía, la Sociología, la Psicología. Sin embargo, en aspectos muy claros, y otros muchos de los que seguro no me he percatado, lo que leí entre los 6 y los 10 años fue fundamental en mi vida, mis aficiones, mis conocimientos, mis intereses están directamente relacionados. No pretendo de mi ejemplo crear una regla universal, tampoco decir que solo con libros determinas el futuro de un niño. Pero si quiero invitar a reflexionar; en México, de acuerdo a la última Encuesta Nacional de Lectura, se leen 2.9 libros al año por habitante (en edad de leer), pero el 33.5% de los encuestados declaró no haber leído ningún libro en el año, y el 40% no pudo recordar el título del libro que leyó. Los libros que más se declararon haber leído son los de texto de la escuela, después la Biblia, luego libros de Carlos Cuauhtémoc Sánchez, háganme el favor. Pero el problema no termina ahí, la principal educadora en México, la televisión, que en la inmensa mayoría es nacional, además de no dedicar tiempo comercial a la cultura, envía mensajes de estupidización masiva con programas como el "Chavo del Ocho"; o promueve la estandarización de ideas superficiales y visiones recortadas con las telenovelas. La desinformación de los noticiarios ya es un tema muy largo. Con todo lo que se gasta en dar a conocer los programas del gobierno, para hacernos pensar que todo va de maravilla, mejor deberían poner los pies en la tierra, aceptar que en cultura estamos muy retrasados, y pagar en horarios comerciales cápsulas educativas, si no tenemos la capacidad de hacer que los ciudadanos lean, al menos aprovechemos la certeza de que verán televisión.