mi subconciente ecléctico

lunes, enero 22, 2007

Voy a hacer un esfuerzo por platicarles, lentamente, la historia de un juego de rol que estoy corriendo (más lentamente aún), de Vampire: Dark Ages.

Preludio.
Toutes les beautés contiennent,
comme tous les phénomènes possibles,
quelque chose d'éternel
et quelque chose de transitoire—
d'absolu et de particulier.

Charles Baudelaire.

Escena 1.

Es una noche extraña, la primera en meses sin nieve. El frío es soportable. Debe ser una señal. Voy a extrañarlos, pero aún queda mucho por descubrir antes de desposarme. No es que sea detestable, simplemente no lo deseo ahora. Mi padre siempre ha sabido salir adelante. Debo asegurarme de no hacer ruido y más vale que Jack sea igual de cuidadoso... ya escucho los ronquidos de mi padre. Espera, debo pensarlo por un momento como el Sabio Rodric me enseñó. Bueno, de cualquier manera ya estaba aburrida de vivir aquí. Extrañaré a Rodric... algún día he de volver.
(Relinchido de un caballo)
¡Maldición!, sólo debo darme prisa.
- ¿Estás segura? -dice Jack.
Por supuesto que no lo estoy.
- Si, estoy segura, vámonos de aquí.

La oscuridad es mucho más intensa en las profundidades del bosque.
- Debemos encender antorchas.
- Si papá nos sigue, le facilitarás encontrarnos.
- Y si no vamos más rápido le facilitaré alcanzarnos.
- Descuida, traje la espada.
- No la blandirías contra tu padre.
- Contra cualquiera que te hiciera daño.
- Olvídalo, debes regresar, a partir de aquí voy sola.

- Puntos rojos en la oscuridad, ¡hay lobos!, no nos quedará otra opción que encender las antorchas.
(Los puntos rojos se acercan mientras las encienden, y ya encendidas:)

- ¡Eso no es un lobo!
¡¿Qué demonios son estas extrañas cosas, cómo se pueden mover tan rápido, y a dónde quieren llevarme?!
(Un jinete se acerca)
No Jack, es inútil que pelees contra ellos, te matarán...

- ¿Qué demonios quieren de mi?
- No te haremos daño, tu destino te ha invocado.
Estas cosas hablan... ¡como personas! Ahora llegó mi padre, ¿qué más podría pasar?
(Oscuridad profunda, sonidos de espadas que chocan, entre ellas, contra rocas, contra carne, gritos de dolor).

- Entiendan, no tienen oportunidad contra nosotros, salven su vida, no le haremos daño a la niña.
- Hijo, tienen razón, aún si le hicieran daño, no soportaría perder a dos hijos.
- ¡Siempre tu cobardía por delante! ¡Por eso ibas a permitir que se casara! ¡Por eso decidió irse de la casa, tú provocaste esto!
(Jack vuelve a blandir, herido, pero con frenesí, su espada contra uno de los dos extraños seres, lo golpea de lleno, él estaría seguro de eso, pero su espada rebota como si hubiera golpeado a una piedra, tal vez sea la falta de luz, la antorcha se está extinguiendo, el ser da tremendo golpe al muchacho, que queda tendido, inconciente, en el suelo).

- Váyanse y no vuelvan a molestar a mi familia. No hablaré con nadie de lo que aquí ocurrió.
- No le haremos daño a su familia, su hija va con nosotros porque es ese su destino, pero su vida mejorará sin duda.
(El hombre sube, resignado, a su hijo a uno de los caballos, que amarra al suyo, cuando voltea, los seres han desaparecido, junto con su hija).

Tal vez he sido un cobarde, en mi esfuerzo por ser sensato en este pueblo de salvajes... ¡ese sonido atravesando el viento!

- ¡Argh!

Gracias a los dioses muero, finalmente han tenido compasión.
Esperen, no hagan daño a mi hijo, esperen...

La esperanza muere al último, pero inevitablemente muere.